Un buen profesor tiene que demostrar una gran capacidad adaptativa a las necesidades e inquietudes reales de sus alumnos. La arquitectura pedagógica presentada por Clara Megías en su seminario refleja esa actitud necesaria con la que desafiar a los jóvenes a cuestionar y reinterpretar nuestra sociedad mediante el arte. Personalmente he descubierto métodos muy interesante, como los Edukits, una forma de autoproducir y autoeditar el propio material escolar, presente en los objetos menos inesperados de nuestro entorno.

Os invito a entrar en el Blog de aula del Mesob, en el que se enlazan conocimientos, opiniones y visiones innovadoras de presentes y futuros docentes.

Nuestros proyectos artísticos deben trascender del aula y ocupar espacialmente el centro. Además debemos intercambiar conocimientos con otros institutos e incluso exponer las obras creativas de nuestros alumnos.

Con esta ideología enseña Juanjo García Arnao, el grado de magisterio en el CES Don Bosco, procurando que sus estudiantes entiendan la Enseñanza Artística como una experiencia multidisciplinar y multiespacial?

Una de sus prácticas gira en torno a un proyecto de anamorfosis, dejando que la creatividad de los alumnos invada el entorno con una técnica económica pero eficaz. También propuso otro método similar, el cual busca generar a través de un retroproyector sombras producidas por objetos aleatorios.

 

Imanol Aguirre presentó una gran inquietud de la Enseñanza Artística actual: 

¿Cómo podemos conectar a los jóvenes con el arte contemporáneo?

Según su investigación, debemos plantearnos esta pregunta desde una perspectiva diferente: la del alumno.

El estudiante actual es un flâneur, un deambulador dentro de un mundo visual, lleno de posibilidades y ofertas de consumir conocimiento fuera del centro escolar. Hoy en día aprenden solos con sus herramientas tecnológicas sin necesidad de entender cómo lo aprenden. Ya no tiene relevancia el saber sino el saber hacer, un proceso de aprendizaje más rápido y eficaz visualmente.

El perfil de estudiante actual tiene mucho más poder del que queremos ver, ellos son tanto consumidores de un mundo visual como productores de cultura visual. Como hemos visto, producen fuera del entorno escolar ¿cómo introducimos este acto creativo entonces dentro del aula?

Personalmente he estado esperando un seminario como el de Ricardo Marín hacía mucho tiempo. Por fin ha acudido un ponente a nosotros defendiendo el poder comunicativo de la imagen en archivos académicos. Mi propia experiencia ha sido lidiar con las palabras para redactar mi proyectos de grado en Bellas Artes, porque en la Universidad, teóricamente artística, valoraban por encima de la obra misma cómo podía yo plasmar mis intenciones sobre el papel.

Marín nos mostró un ejemplo de Trabajo Final de Máster ocupado en gran parte con un trabajo fotográfico. Surgió el debate en clase sobre la efectividad de tales imágenes sin palabras y muchos aún pensaban que el texto debía estar presente.

Somos conscientes cada vez más de la existencia de varias inteligencias, ¿por qué sigue el marco académico estancado en defender la legitimidad del trabajo escrito como única posibilidad expresiva?

Sorprendente de la visita al Museo deArte Contemporáneo Esteban Vicente en Segovia fue la personalidad del educador responsable en el centro. En ese momento estaba expuesta la obra del pintor abstracto Carlos León y el guía nos presentó algunos de sus proyectos. ¿Cómo es posible transmitir los conceptos del arte abstracto sin que suene a un lío paranoico?

Pues el educador tuvo una gran capacidad aclaradora al comparar la abstracción en el arte con la música.  Ésta es abstracta, intangible pero continente de un proceso y resultado de un proceso creativo. Además de ser un gran conocedor del arte e historia del arte, tenía una gran capacidad de conectar y empatizar con el visitante.